martes, 29 de julio de 2014

URGE ESCUELA DE GOBERNANTES BUENOS




¿Cómo seleccionar a nuestros gobernantes? Si existen requisitos para dirigir un banco o una empresa privada ¿seremos menos exigentes con los asuntos que nos afectan a todos y al futuro de nuestro país y de nuestros hijos?

En los sistemas políticos modernos, el ejercicio del poder se fundamenta en su origen democrático y legal, pero la legitimidad democrática no basta, ni mucho menos, para garantizar que los gobernantes desempeñen con eficacia, sabiduría y prudencia su función.

No pretendo reflexionar sobre políticos  elegidos democráticamente en las urnas, si bien no pocos ciudadanos pretenden que un político aspirante a dirigente público no sólo debe ganar elecciones o debates sino estar capacitado para dirigir organizaciones y nombrar gobernantes o directivos públicos eficaces, pues no olvidemos que la función representativa es muy distinta de  la función de dirección pública y de la tarea de los empleados públicos.

Los políticos electos, representantes del pueblo soberano, nombran y cesan gobernantes y directivos, respetando las condiciones fijadas por ley: “se requiere ser español, mayor de edad, …… no estar inhabilitado para ejercer empleo o cargo público por sentencia judicial firme”. La Ley 6/1997, de Organización y funcionamiento de la Administración General del Estado distingue entre órganos superiores (ministros y secretarios de estado) y órganos directivos (resto de altos cargos) y establece los criterios para la selección y nombramiento para los órganos directivos: “…nombrados, atendiendo a criterios de competencia profesional y experiencia…...”. 

Pero en la práctica, el nombramiento y cese de los órganos superiores y directivos se realiza con total discrecionalidad y, en la mayoría de los casos, por motivos de oportunidad política (ejemplo, el último cambio del Gobex supuso numerosos ceses y nombramientos de altos cargos y jefes de servicio), de confianza o incluso de otra índole, como relaciones de afinidad o ¡¡consanguinidad!!, sin que se suela plantear que un nombramiento, o cese, pueda resultar ilegal por no hacerse siguiendo criterios de competencia profesional y experiencia, aunque el seleccionado fuera funcionario.

España sigue careciendo de una regulación específica y completa sobre esta cuestión, a pesar de que el Estatuto Básico del Empleado Público ofrezca la base para ello; hasta hoy, sólo se ha expresado la intención de regular el personal directivo público (los anteproyectos de ley extremeño, catalán y vasco por ejemplo) pero nada se dice de los secretarios de estado, los ministros y similares a nivel autonómico y local.


Si queremos que funcionen con eficacia las instituciones públicas, más que lealtad política debe buscarse la excelencia y acabar con la actual situación donde los directivos, y corte de asesores, son nombrados y cesados por el puro capricho del político electo de turno.

 Ello permitiría  respetar el modelo de función pública diseñado en la Constitución: imparcialidad en la gestión y necesidad de servir con objetividad a los intereses generales.
Otros países cuentan con centros de formación para dirigentes, públicos o privados, resaltando entre los públicos la Escuela Nacional de Administración francesa, ENA. En España, Universidades y Escuelas de Negocio cuentan con Masters en Gestión Pública frecuentados normalmente por funcionarios de las tres Administraciones, pero escasos dirigentes políticos, entre otras razones, por su coste.

Cabría proponer que el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) y las Escuelas de Administración autonómicas formaran, incluso gratuitamente, a los cuadros de los partidos con representación parlamentaria (los  que pueden formar parte del gobierno), al menos en las particularidades que conlleva la dirección de un organismo público. Sin embargo, el INAP y similares han sido rebajados de rango y recortados.

Finalmente, elegir malos gobernantes no es sólo perder la oportunidad de dirigir y gestionar mejor la “cosa pública” sino que el prestigio de las instituciones cuesta mucho ser ganado, y se pierde fácilmente cuando los dirigentes no están a la altura; sobran ejemplos. 

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/urge-escuela-gobernantes-buenos_818586.html

http://www.panorama-extremadura.com/Firmas_de_Opinion/1460/urge-escuela-gobernantes-buenos